Y después del encierro, ¿Qué?

“Tanto para los individuos, como para las empresas, acortar el período de recuperación económica será un tema vital, cuando se haya superado la emergencia sanitaria.”

La pandemia de COVID-19 a la fecha de escribir este artículo, ha infectado a poco más de 745,000 personas y matado a 35,305 en todo el mundo y nadie en realidad, se atreve a  predecir cuándo se “aplanará la curva”.

En Venezuela, habiendo razones de sobra para no dar crédito a las cifras oficiales, vemos con preocupación los pasos que el régimen pudiera dar respecto a cuándo y cómo se declarará terminada la fase de cuarentena.  ¿Las alternativas? En el mejor de los casos el 14 de abril (según el decreto de emergencia nacional) , en el que muchos consideran el más probable, sería el 15 de mayo o en el peor de los escenarios se decretaría un estado de excepción indefinido.

Así como las primeras dos semanas de encierro han demostrado que el estrato poblacional más vulnerable económicamente, se ha visto ante la disyuntiva de proteger su salud, respetando la cuarentena, o traer pan a la mesa  y por ello se han visto forzados a salir haciendo caso omiso de las recomendaciones de protección y distanciamiento social, también las microempresas y las pequeñas, que constituyen el sector empresarial más vulnerable,  tendrán que enfrentar la misma disyuntiva de mantener cerradas sus operaciones, respetando las disposiciones emanadas del gobierno o abrir sus puertas para generar ingresos, adoptando los riesgos sanitarios y las posibles sanciones formales o “informales” de funcionarios gubernamentales. Tanto para los individuos, como para las empresas, acortar el período de recuperación económica será un tema vital, cuando se haya superado la emergencia sanitaria.

El escenario optimista.

En el mejor de los casos, la cuarentena será levantada el día 13 de abril y se permitirá la re-apertura de negocios y comercios siempre y cuando se observen rigurosamente protocolos sanitarios (Lavado periódico de manos, desinfección de superficies, respeto de las normas de distanciamiento social, énfasis institucional en la prevención, establecimiento de políticas de apoyo a personal que contraiga el virus, establecimiento de turnos laborales para minimizar la cantidad de personal, establecimiento de parámetros para el teletrabajo donde éste sea posible, etc.) El objetivo principal es proteger, en la medida de lo posible, al personal y a los clientes y proveedores.

En algunos países han establecido cantidades “máximas” de personas que pueden estar en un local en un momento determinado, por ejemplo en México, el gobierno estableció en 100 ese número, pero es algo cuestionable ya que cinco personas trabajando en un espacio de 5m² tienen mayor probabilidad de contagio que 1,000 personas en un campo de fútbolEntonces, en muchos casos de microempresas y pymes no es un problema del número de personas sino de las condiciones y entorno laboral, por lo que, el sentido común y no los números ciegos deben orientar las decisiones.

En este escenario optimista, no debemos olvidar que el empresario enfrentará una situación muy poco usual, la caída simultánea de la demanda (menos personas comprando y con menor poder adquisitivo) y de la oferta (pérdida de talento valioso, menos proveedores y cadenas de suministro rotas o seriamente comprometidas). 

Tampoco debemos olvidar que en Venezuela es improbable tener acceso a créditos o a ayudas reales por parte del gobierno, por lo que las empresas - sin caer en la especulación salvaje- deberán observar muy de cerca su flujo de caja y deberán tomar decisiones rápidas de precios y control de costos para corregir los desequilibrios que puedan comprometer su viabilidad.

En el mejor de los casos, se puede esperar una contracción general de entre 20 y 25% de la actividad económica, con una recuperación de los niveles existentes a mediados de marzo en el primer trimestre de 2021.

En el plano sanitario, el mejor escenario contemplaría que a raíz de las medidas drásticas adoptadas hasta ahora, solamente un 20% de la población se infectara en la primera oleada (alrededor de 5.6 MM de personas) y si la pandemia sigue la tendencia mostrada hasta el momento,  unas 20,500 personas tendrán que ausentarse entre cinco y catorce días de sus labores mientras dura el período de recuperación, mientras que el número de fallecidos rondaría los 800.

El Escenario Pesimista

Recordemos que ante el drama económico venezolano, muchos economistas han expresado que en términos económicos “los países no tocan fondo” es decir, no importa lo mal que creamos estar, siempre podremos estar peor.

En el peor de los casos, el régimen será rápidamente sobrepasado por la situación de emergencia sanitaria, a pesar de la mordaza oficial, se “colarán” números confiables respecto a casos y decesos, se hará evidente la incapacidad de dar atención por falta de recursos y así sea por redes sociales las filtraciones de información serán de una magnitud escandalosa.

La situación descrita, obligaría al régimen a extremar las medidas de control social para preservar, primero que nada su permanencia en el poder.  Así el peor de los escenarios implica la declaración de suspensión de garantías individuales y el toque de queda sin ningún respeto por los lapsos establecidos en la Constitución, es decir de manera totalmente discrecional.

Aún en estas condiciones, el régimen tendrá que reactivar de alguna manera lo que quede del aparato productivo.  Si el estado de conmoción, llegara a durar seis meses, el porcentaje de micro y pequeñas empresas que habría desaparecido puede alcanzar fácilmente a un 50% de las existentes[1]. 

Para tener una perspectiva de lo que esto significa, veamos cuál es la importancia relativa del sector de microempresas y pymes en la economía venezolana:

Según un artículo aparecido en Portafolio[2] el 28 de Abril de 2017, el primer vicepresidente de Consecomercio, Alfonso Riera declaró:
 “…teníamos para el año 2002 aproximadamente unas 830.000 empresas funcionando en Venezuela y hoy día quedan menos de 250.000 empresas”

Desde luego, no podemos saber del número manejado por el señor Riera, cuántas de esas empresas caían dentro del rango de las micros y pymes y mucho menos cuantas microempresas informales no forman parte de ese número, pero si esas cifras de 2017 estaban cerca de la realidad, al día de hoy habría que calcular cuántas de las 250,000 han desaparecido debido a la emigración, hiperinflación, decrecimiento económico, falta de incentivos al empleo formal, etc. y desde luego habría que sumar las empresas de oportunidad[3];  bodegones, tiendas de electrodomésticos, etc. que han surgido en el último año en el país.

Asumiendo que, en el mejor de los casos aún existieran 250,000 empresas, como dije arriba, después de una restricción drástica de la actividad económica por un período de seis meses o más, alrededor de 125,000 estarían desapareciendo, lo cual llevaría al desempleo y/o la informalidad a un número superior al millón de personas, agravando la crisis de demanda y de oferta, depauperando al país en un grado inimaginable.

La Respuesta

Analizado lo anterior, volvemos a nuestra pregunta inicial.  Y después del encierro, ¿Qué?
La respuesta responsable es, “Solo Dios lo sabe” ya que tanto ciudadanos como gobiernos estamos ante una situación nunca antes vivida.  Una pandemia seguida en tiempo real por millones de personas confinadas en sus casas y por gobiernos conscientes de sus propias carencias, todos transitamos un terreno ignoto armados solamente con nuestra esperanza y el enorme deseo de volver a la “normalidad” pero debemos hacernos eco de ese dicho que reza “Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor” y en este caso, aparte de la pérdida de vidas humanas,  lo peor sería que el tiempo de recuperación  fuese tal, que llevara al exangüe sector privado venezolano a un punto cercano a su extinción y a la consolidación permanente del régimen actual.



[1] Desgraciadamente, las estadísticas en Venezuela, en el mejor de los casos son confiables pero con un retraso de cinco o seis años o son relativamente “frescas” (1 año) pero la metodología de obtención no puede ser verificada, así que sugiero cautela al lector.
[2] https://www.portafolio.co/internacional/numero-de-empresas-cerradas-en-Venezuela-505363
[3] Entendemos como empresas de oportunidad, emprendimientos que pueden ser efímeros si se cambian las facilidades arancelarias vigentes y la dolarización de facto.

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