¡YA BASTA!



Cuando decidí mudar a mi familia desde la Ciudad de México a Caracas, en un breve paseo por la ciudad llevé a mis hijas a conocer  La Lagunita (considerado un barrio de clase muy alta) y una hora después estaba enseñándoles la Cota 905 (lo opuesto) el mensaje era claro, Caracas, como muchas metrópolis es una Ciudad en la que conviven la opulencia insultante con la más deprimente de las pobrezas.
Es cierto, las clases de media para arriba preferían voltear la cara frente a los barrios, “invisibilizar” a una enorme cantidad de seres humanos que también compartían el gentilicio.  Chávez vino a lanzar un balde de pintura roja sobre esos hombres y mujeres de “celofán” y los hizo visibles, ese simple hacho merece la admiración de todos y también el fervor religioso con el que es recordado por unos tres o cuatro millones de Venezolanos.

En la práctica, sin embargo, Chávez, que demostró ser un gran idealista, eminente comunicador y “hombre fuerte” también demostró una gran ineptitud como administrador, ignorancia de la naturaleza humana y una candidez sin límite al seleccionar a sus colaboradores.
Muerto el hombre, nace el mito, sin embargo su permanencia en el recuerdo será mas como un adalid de los pobres que como un buen presidente.  Prueba de ello es que en la primera votación a la que se somete su sucesor pierde cerca de dos millones de votos, muestra clara que quienes seguían al caudillo no por fuerza seguirán al caudillejo.

En artículos anteriores me referí al ventajismo electoral como una forma de corrupción, en estas elecciones dicho ventajismo fue obsceno pero no paró ahí, grupos de amedrentamiento, robo de urnas, impedimentos para la realización de las auditorías ciudadanas, sospechosas invitaciones a Miraflores a destiempo, la patente división tres a uno en la rectoría del CNE, el abandono prepotente de las tres rectoras, la parquedad del boletín, hacen pensar que en este caso no solo fue uso abusivo de los medios del estado en la campaña sino la comisión de delitos, que nadie investigará pero que han sembrado la duda sobre un resultado por demás exigüo.

De ahí mi solidaridad con la posición de Capriles, debo recordar que yo no voto por mi condición de extranjero pero en mi calidad de ciudadano comprometido con la tierra que nos acogió a mi y a mi familia tengo que unirme al sentimiento de esa mitad de los venezolanos que como yo, quieren un futuro mejor para sus hijos y nietos y tengo que decir  ¡Ya basta! al autoritarismo irracional que pretende gobernar a una mitad del país en contra de la otra.

Exigimos conteo voto por voto, ¡YA!

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