¿Qué podemos hacer los que "no podemos hacer nada”?



Muchas son las razones por las que una persona en Venezuela “quiere pero no puede” participar en el enorme esfuerzo de cambio político que una gran mayoría de venezolanos busca activamente en las calles mediante la protesta pacífica.

Razones manifiestas de salud, edad, nivel de exposición pública, ausencia e incluso de nacionalidad (recordemos que en el país hay personas de origen extranjero que han dedicado vidas enteras de trabajo en el país) pueden ser los impedimentos para la participación activa en la protesta.

Sin embargo debemos entender que nos encontramos en tiempos turbulentos en los cuales se hace se invoca la llamada “desobediencia civil”   entendida como dice Rawls,  “un acto público de incumplimiento de la ley que busca despertar conciencia en la población sobre la necesidad de cambiar políticas públicas, o ciertas leyes consideradas injustas “  pero debemos estar plenamente conscientes que  ante los ojos del régimen seremos catalogados de “terroristas, incitadores de la violencia, delincuentes” y cuanto adjetivo tengan a bien endilgarnos y por lo tanto debemos estar dispuestos a aceptar el castigo que puede sobrevenir como consecuencia de nuestros actos.  Si nuestra consciencia y talla moral nos indican que hacer lo correcto a pesar del castigo vale la pena, adelante.

Entonces, ¿qué podemos hacer los que no podemos estar en las calles?

1.- Colaborar con aquellos que sí pueden, la colaboración viene en dos vertientes la material y la intelectual.  La primera es obvia, aportar recursos para primeros auxilios, defensa, alimentación, cobijo y comunicaciones es vital para el sostenimiento de la lucha y tiene la gran ventaja de poder ser anónima  de tal manera que de acuerdo a Mateo 6:3 “que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”   La colaboración intelectual viene en distintas “presentaciones” algunas personas tienen la edad suficiente para recordar épocas en la que fueron “tira piedras” y de dicha experiencia aprendieron, la generosidad al compartir dicha experiencia es invaluable, no esperemos a que nos pregunten, ofrezcamos nuestra ayuda, pero recordemos que los tiempos han cambiado, algunas cosas ya serán obsoletas, pero algunas otras pueden aportar o generar ideas valiosas a nuestros jóvenes indignados.

Quien posea un blog, una cuenta en twitter, instagram, etc. una dirección de correo electrónico, puede convertirse en un propagandista o reportero del cambio, a muchas personas de la “vieja guardia” puede parecernos trivial e incluso infantil el ansia de “compartir” en las redes sociales, sin embargo es parte de la vida moderna.  Si tenemos la capacidad y/o la creatividad suficientes, podemos crear “volantes” virtuales que ayuden a mantener el ánimo y especialmente a despertar conciencias.  Un par de notas adicionales, la primera,  si comparte en redes sociales, sea responsable, no se haga eco de rumores y mentiras, verifique el origen de la información (textos, fotos, opiniones) recuerde que lo que estamos viviendo es lo más parecido a una guerra y ya Esquilo de Eleusis dijo hace dos mil quinientos años “La verdad es la primera víctima de la guerra.”  

La segunda cosa que debemos tomar en cuenta, quienes estamos dispuestos a usar las tecnologías de información es que nos expondremos públicamente y eventualmente podemos ser víctimas de acoso o incluso detención por parte de las autoridades o sus secuaces.

2.- Convencer y educar.  Uno de los grandes males que la polarización política, religiosa o incluso deportiva  generan es la intolerancia a las ideas del otro, lo cual lleva a las agrias discusiones o la crítica destructiva.  Si queremos colaborar, que sean la cordura y la experiencia las que nos guíen.  Mas que ver al “enemigo” como tal veámoslo como adversario, porque cuando esta pelea termine, bajaremos del cuadrilátero y seguiremos siendo venezolanos viviendo en el mismo suelo y sufriremos de manera compartida el proceso de reconstrucción.

Enfoquémonos entonces en “vender” la idea del cambio, eso se consigue haciendo reorientar las percepciones del otro para que él o ella puedan a su vez cambiar sus conductas, lo que buscamos es que se alejen del núcleo ideológico, que recapaciten y vean las ventajas de “abandonar su barco” y en el mejor de los casos abordar el nuestro.  En un país en que la mayoría de los ciudadanos directa o indirectamente nos hemos acostumbrado a la situación de “país pobre con gobierno rico” es muy probable que tengamos que convencer utilizando argumentos que se encuentran en lo más básico de las necesidades humanas, alimentación, techo, educación y salud.  Dichos argumentos no deben centrarse en lo que la oposición puede dar sino en lo que el gobierno ha dejado de dar, hacer ver sus contradicciones de manera objetiva, sus engaños sin injuria.

Ayudemos a los adversarios a quitar sus ojos de la dádiva presente y a enfocar las carencias que a futuro (cada vez mas cercano) ellos también enfrentarán, hagamos ver de manera clara y transparente las consecuencias que la orientación del régimen ha tenido y seguirá teniendo.

Recordemos que educar es fruto de la paciencia, en alguna ocasión el aprendizaje ha sido definido como el resultado de la repetición multiplicada por la pertinencia, si el mensaje no es pertinente para la persona, es ignorado, si no es repetido es olvidado, así que no hay “salida fácil” estructurar nuestros argumentos, hacer ver la pertinencia a nuestro interlocutor y decir, repetir en distintas palabras, ejemplificar y nuevamente repetir es el camino para quienes cara a cara quieran colaborar en el cambio, en este caso conductual de los adversarios.

3.- Promover el perdón.  Probablemente el amable lector se pregunte ¿Qué vaina es esa? ¿Cómo perdonar a aquellos que han hecho tanto daño a país? Pues sí, hoy los adversarios son y nos ven como enemigos, pero no hay conflicto que no termine ni guerra que no acabe.  Nuestra lucha actual debe ser por los ideales y la promesa de un futuro mejor, no por el odio, resentimiento y sed de venganza  que podamos sentir.  Si nos dejamos llevar por ellos demostraremos que nada hemos aprendido y que no somos mejores que nuestros adversarios.  Sí es necesario que enfrenten su castigo dentro de los parámetros de la ley, (aunque no siempre dentro de la justicia) pero no podemos dejar que el fragor de la lucha nos deje sordos a los principios elementales de la humanidad.

Como mencioné arriba, cuando la pelea termine seguiremos siendo venezolanos, todos, tanto los adversarios como los amigos, el evitar, en la medida de lo posible la “guerra sucia” el “escracheo” hacia las familias, el actuar de manera noble y ponderada aún frente a un enemigo de baja ralea son actos que engrandecen moralmente nuestra causa.

¿Cómo perdonar? Hay varios caminos, aquellos con una fuerte base religiosa tienen su respuesta, quienes no profesen pero piensen vean el lado humano del adversario, el guardia es un ser humano con nuestras mismas motivaciones y carencias, el paramilitar es más un ser digno de nuestra lástima que de nuestro odio, el político corrupto y abusivo es probablemente un fruto de una educación deficiente en valores  y de las circunstancias que tal vez no le dieron pero “lo pusieron donde había”  Si vemos al hombre antes que al enemigo, podremos iniciar el camino del perdón y de la inevitable reconciliación que seguirá a la lucha.

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