The twilight zone

 

La Hora del Crepúsculo


Quienes manejan en carretera saben que hay un momento al atardecer en el cual la visibilidad no es buena ni con lo que queda de luz solar ni con las luces del vehículo, esa es la zona crepuscular. El día va quedando atrás con sus afanes, logros y desencantos y la noche avanza misteriosa a nuestro encuentro.

Es un momento en que las formas se desdibujan y se confunden, un instante en que la vista puede engañarnos con facilidad, haciéndonos ver lo que no existe o impidiendo que veamos la realidad.  Es un momento en que los sentidos se agudizan para adaptase a la penumbra y los sentimientos afloran preparándose para enfrentar la obscuridad.
Siendo el crepúsculo apenas un instante puede, con su belleza, arrobar nuestros sentidos o infundirnos un atávico temor porque tras él viene la negrura de la noche.

Venezuela hoy se encuentra dividida, desgarrada en una zona crepuscular en la que el espíritu desea volver a la luz pero la realidad parece querer sumergirlo en el ocaso. Momento de miedos e incertidumbres de caminar sin sentido y dando tumbos hacia una noche obscura y tormentosa.

Tiempos de terror y sangre parecen anunciarse, tiempos de desencuentro y violencia en los que las cualidades que nos hacen humanos pueden desaparecer y dar paso al animal latente en cada uno, tiempos en que el odio, la desconfianza, las ambiciones, la venganza arrancan de cuajo nuestro barniz de civilidad y dejan al descubierto las emociones más elementales, la ira y el miedo.

Ciertamente, si no ocurre algo casi milagroso  -- que la prudencia quepa en las mentes de los líderes de ambos bandos --  nos adentraremos en la noche tenebrosa en que hermanos se enfrentarán a hermanos con consecuencias inciertas e inconmensurables.  Pero aún estamos en la zona crepuscular, todavía se adivinan destellos de luz en el cielo. 

Cuando viajar por tierra era parte importante de mis obligaciones, solía evitar el ocaso, prefería detenerme y dependiendo del lugar, contemplar la magnificencia del sol poniente o descansar un momento y prepararme para conducir en la obscuridad.

Hago votos para que los venezolanos, todos, se detengan un momento y vean la magnificencia del país que parece están a punto de dejar atrás y permitan que la razón los ilumine. Ahora que, si por los azares del devenir humano, deciden internarse en la obscuridad, permitan que sea la libertad su norte, la compasión su yelmo, la justicia su espada y la fe su escudo.


En algún momento la noche acabará y vendrá otro crepúsculo, esta vez el momento en que el país pasará de la obscuridad a la luz de un nuevo día, pidamos a Dios que nos permita contemplar tal belleza.

Comentarios

  1. Tienes razón, esa es la realidad y la cordura te indica que debemos esperar pero la misma situación y el desánimo nos lleva a esa obscuridad que cada día se agudiza confiando que en algún momento tengamos algo de luz

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