Tic Tac... 23/02/2019
"Reloj no marques las horas
porque voy a enloquecer..."
Roberto
Cantoral
El sonido de un reloj cuando se espera por algo, puede ser tanto la música que acompaña la anticipación de un acontecimiento placentero como el martinete que taladra nuestros sentidos cuando sabemos que algo malo se acerca.
El reloj de Venezuela suena así para distintas personas,
están por un lado los que --tal vez cándidamente-- esperan que la pesadilla
termine pero no están del todo conscientes de lo que el despertar implica, los
que dicen de forma bobalicona que darán hospedaje en sus casas a los "marines" cuando estos hagan su aparición como ángeles salvadores, los que creen que el
despertar traerá bonanza instantánea y celebraciones hasta el amanecer.
Otros por su parte ven las agujas del reloj avanzar hacia un
banco cerrado de niebla que no permite ver los peligros que acechan más allá de
la "hora cero", los que saben que algo comenzará pero no saben ni cómo
será, ni cómo y cuándo terminará.
Lo cierto es que Venezuela y todos los que habitamos esta
tierra sabemos que el día 23 cambiará nuestra historia. Especular sobre los acontecimientos es la
principal ocupación actual de todos en el país y depende del grado de
optimismo, pesimismo o escepticismo de cada quien, la película mental que vemos
y proyectamos.
Nunca me he considerado un optimista ya que en numerosas
ocasiones he dicho que "la diferencia entre un pesimista y un optimista es
que el primero suele tener mejor información" y es desde esta perspectiva
que me permito especular sobre lo que está por venir.
Los escenarios.
Como quiera que se vea solo puede haber tres salidas para
esta situación:
1.- Hay una confrontación armada. Ya sea por intervención militar extranjera o
por sublevación popular.
2.- Las partes encuentran un
mecanismo ad hoc para resolver el
nudo gordiano en que se ha convertido la situación política y que permita una
"salida airosa" del problema.
3.- Una de las partes se retira
del juego, ya sea una claudicación tácita o expresa del gobierno o una retirada
"estratégica" de la coalición que presiona su salida.
Las consecuencias en cualquiera de los tres escenarios son solamente
dos:
1.- Se logran los objetivos de la
oposición.
2.- El gobierno "capea el
temporal" y se mantiene en el poder.
Los matices son los que asustan...
En el caso de una intervención extranjera
debemos recordar que las "fuerzas de liberación" no sabrán, de
entrada, quien está a su favor o en su contra, así que todos seremos tratados
como potenciales enemigos hasta que se demuestre fehacientemente que no lo
somos.
Sabemos que hay un 10% de la
población que está "resteada" con el gobierno y que probablemente
estén dispuestos a iniciar una resistencia violenta que se manifestará a través de guerrilla urbana y rural, actos de sabotaje y/o terrorismo. En el caso de
una sublevación popular, el panorama dantesco de una lucha fratricida es tal vez, el peor de los escenarios por el desbalance inicial entre las fuerzas gubernamentales
y las de oposición. Si bien se dice que
las armas están de un solo lado, la historia nos dice que los mercaderes de la
muerte con intereses actuales o potenciales en el país se encargarán de "nivelar
la balanza" y armar a la población.
Esta salida puede ser muy rápida o durar años al estilo del
Oriente Medio, generar millones de desplazados y tener un costo monumental en
vidas.
En el caso de una solución ad hoc, las posibilidades se multiplican, yendo desde los
mecanismos de mediación y diálogo propuestos por algunos países y rechazados
por el 80% de los venezolanos, pasando por soluciones heterodoxas como el golpe
de estado inducido, el magnicidio, las negociaciones secretas, las elecciones
anticipadas, el bloqueo económico, etc.
No debemos pecar de inocentes y creer que no hay
comunicación actual entre las partes, de lo que sí debemos estar conscientes es
que, hacia lo interno, ninguna de las dos "facciones" ha tenido la
fuerza (o la voluntad) suficientes para someter completamente a la otra, por
eso han aparecido los actores externos que constituyen un tercer polo asociados
a la facción de su preferencia, aunque otros se muestran indiferentes o
legalistas. Desgraciadamente para quienes han vivido el deterioro en la calidad de vida, la partida obligada de seres queridos, la pobreza y
el hambre (el pueblo venezolano) o para quienes quieren proyectar su
"verdad absoluta" (EEUU) estos países "tibios" serán
recordados a través de la cita bíblica:
"Conozco tus
obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero porque eres tibio y no frío o caliente,
voy a vomitarte de mi boca." [1]
Por último, si --contra todo pronóstico-- el régimen resulta
tener la fuerza suficiente para hacer entrar la situación en un limbo de
indefiniciones que genere una retirada de la coalición opositora o por lo
contrario que demuestre ser un "tigre de papel" y su debilidad
interna lo lleve a claudicar ante la presión, tendríamos, en el primer caso,
una diáspora incontrolable y una depauperación absoluta del país, la
consolidación del "socialismo a la venezolana" y a los países que
están en contra del régimen convertidos en el hazmerreir más grande de la
historia.
En el segundo caso (la claudicación del régimen) podrá
iniciarse la reconstrucción política y económica del país --no exenta de graves
dificultades-- pero motorizada por la esperanza de una gran mayoría del pueblo
venezolano y desde luego, con la ayuda de los países que apostaron al
restablecimiento de la democracia.
Mientras que Bolivia, Cuba y Nicaragua tendrán que prestar mucha
atención al dicho popular que reza "Cuando veas la barba de tu vecino
cortar, pon las tuya en remojo" ya que es probable que aparezca un
"Tsunami anti-socialista". Por su parte China y Rusia tendrán que
negociar la permanencia de sus intereses en el país con un gobierno nada
complaciente. No olvidemos que este escenario conlleva el aplastamiento del
chavismo como fuerza política y
probablemente un fuerte resentimiento social manifestado en retaliación y
venganza que probablemente durará décadas.
Así las cosas, solamente nos queda observar las manecillas
del reloj y su implacable tic tac...
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